Hemos estado varias veces en Malapascua y, al menos una noche, procuramos alojarnos en este resort. Las habitaciones son suficientemente amplias y bien decoradas en un entorno extraordinario y, aunque todo el establecimiento es un remanso de paz en la cada vez mĂĄs ruidosa Malapascua, recomiendo las que tienen vistas al mar. El desayuno estĂĄ muy bien, aunque pondrĂa mĂĄs frutas y cortadas en trozos mĂĄs grandes. El restaurante Amihan y, especialmente, el Chiringuito, donde comĂamos todos los dĂas a la orilla del mar, son extraordinarios por su calidad y variedad. Todo el personal desde el de limpieza, jardineria, recepciĂłn y los dueños son excepcionales. TambiĂ©n quiero reseñar la tarea de recuperaciĂłn y preservaciĂłn de la fauna y flora marinas que desde el hotel, junto a las autoridades de costas filipinas, se estĂĄ realizando. Este año, en relaciĂłn a otros, se pueden ver en la playa pĂșblica, a la que se entra por el chiringuito,mĂĄs tiburoncitos asĂ como en las estructuras para la regeneraciĂłn del coral se podĂa ver los progresos realizados.