Ante todo, dar las gracias a la recepcionista por su agradable acogimiento. El ruido del compresor de la neverita arrancaba cada poco tiempo, irrumpiendo mi descanso, No pude desenchufarla porque el enchufe no estaba a mi alcance, cierto es que podrĂa haber avisado a recepciĂłn, pero al no haber telĂ©fono en la habitaciĂłn, me tendrĂa que haber vestido para bajar a avisar, eran las 3 de la mañana y no estaba por la labor. Las toallas de las que disponen (2 de lavabo y una para los pies) son de un tamaño bastante escaso para secarse en cuerpo de un adulto, si dejas una para la cabeza, quedĂĄndote sin ninguna para el lavabo y la otra para el cuerpo. El dispensador de jabĂłn de manos no funcionaba. De hecho me fui del hotel al dĂa siguiente, teniendo pagado el finde completo, sin que nadie se preocupase del motivo de mi ida, una pena.