Justo lo que necesitaba. Un espacio pequeño, tranquilo, con una atmósfera súper íntima que te hace desconectarte por completo. Desde que entras, te das cuenta del cuidado en cada detalle: decoración increíble, piezas únicas, libros, colores, arte por todos lados… se siente especial.
La habitación estaba impecable, con un ambiente muy acogedor y perfecto para descansar. Dormí delicioso, con cero ruido y una paz total.
El desayuno estuvo muy rico, con buen café, todo fresco y servido con mucha atención. Es de esos lugares donde se nota que cuidan cada parte de la experiencia.
Ideal si buscas un espacio más privado, tranquilo y con mucha personalidad. Todo se siente hecho con intención y gusto.
Sin duda, un lugar al que me encantaría volver para desconectarme unos días más.