Alfredo nos dio la habitaciĂłn "amarilla", la mĂĄs grande de la casa. Era una pasada total, nunca habĂa tenido una habitaciĂłn asĂ, menudo tamaño (38 m2)! Y el jardĂn era enooooormeeeee, nunca me hubiese imaginado al caminar por la calle que al otro lado de los muros habrĂa un jardĂn tan enorme perteneciente a una sola casa.
Si el jardĂn es super llamativo, la casa, del S. XVII, es absolutamente espectacular, vaya alucine. Me hacĂa trasladarme a otra Ă©poca.
El desayuno se sirve de 9 a 11 horas en el salĂłn principal. Es bastante completo con fruta, embutidos, cereales, pan, dulce, mermeladas⊠Me sentĂa como la duquesa de los Bridgerton, desayunando en ese salĂłn de Ă©poca escuchando la mĂșsica clĂĄsica de fondo.
DespuĂ©s de desayunar dedicamos un buen rato a hablar con Alfredo, el heredero y dueño de la casona. TenĂa un montĂłn de dudas con respecto a la casa y Ă©l me las solventĂł todas con paciencia.
Me ha encantado este hotel (y su desayuno), ademĂĄs de la amabilidad de Alfredo.